“Los que vivimos en el sur nos hemos acostumbrado a vivir entre basura. Nos han convertido en el vertedero de la ciudad sin piedad ninguna. Para el alcalde somos ciudadanos de segunda, pero no vamos a resignarnos, porque si hay algo en lo que tenemos experiencia es en la lucha por las causas justas”. Así describe Andrés, un vecino de El Espinillo, en Villaverde, lo que supone vivir en un barrio humilde de Madrid. Hoy ha salido a la calle para reivindicar su derecho a vivir en paz, sin contaminación, sin ruido y sin tener que lidiar con la hostilidad de una ciudad que cada vez es menos habitable.

Andrés es tan solo una de las miles de personas que hoy han recorrido Usera y Villaverde para protestar por el último “castigo” que ha infringido el Ayuntamiento sobre ellos: la instalación de un crematorio a tan solo 200 metros de sus viviendas. Todo empezó el pasado 23 de agosto, cuando “en pleno verano y sin previo aviso” el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, concedió una licencia urbanística a la empresa Parcesa-Parques de la Paz para que comenzaran las obras de un horno crematorio al lado del actual tanatorio de la M-40.

La incineradora funcionará las 24 horas del día los 365 días del año con todo lo que ello implica. “No vamos a tolerarlo”, reivindican los vecinos afectados. Con la construcción del crematorio todas las áreas de los habitantes del barrio de San Fermín se verán comprometidas. Desde ir al parque hasta hacer la compra. “Cada día nos despertamos con noticias nuevas, pero nunca son buenas”, cuenta uno de los vecinos manifestantes. (eldiario.es) (Leer más)