2017/06/09.- En estos días, hemos visto nuevamente cómo avanza la concentración de la oligarquía bancaria. Después de unas extrañas semanas, de un día para otro, el Banco Santander se ha hecho con el Banco Popular. Ahora, 6 bancos se reparten el 76% de todos los activos bancarios de España.

En esta ocasión no se han atrevido a adjudicar las pérdidas al Estado, no se han atrevido a hacer públicas las pérdidas. Pero todavía sigue pendiente saber cómo se van a retornar las ayudas que se dieron al quiebre de la banca. De los 53.553 millones prestados por el estado desde 2009, sólo se ha recuperado el 5%.

Entonces se dijo que había que cerrar las Cajas, por su “incapacidad de gestión”. Tal vez entonces ahora se animen a cerrar los bancos. No sería mala noticia. En 40 años, el ICO ha pasado de suponer el 18,4% del total bancario en nuestro país a significar el 3%.

Pero no quieren asumir que el problema es la especulación, que acaba comiéndoselo todo. Ahora, algunos medios parecen desear que la vivienda vuelva a subir, parecen alegrarse cuando aparecen indicios de ello. Para ellos, eso es un signo inequívoco de “recuperación económica”. La memoria a veces es muy corta. Lo peor de comprarse una casa no es la hipoteca, sino ver cómo curiosamente uno deja de querer que el precio de la vivienda baje. Y ya sabemos que los pensamientos atraen acciones.

Hoy, de nuevo, y más que nunca, los humanistas debemos reclamar una banca pública, fuerte y sin interés. No hay otra salida. Y es fundamental que sea sin interés porque, de lo contrario, el interés que prevalece es el de la especulación. Lo ocurrido en estos años en la banca de todo el mundo debería hacernos reflexionar y exigir que, de una vez por todas, los ciudadanos nos hagamos cargo de nuestro futuro.

Partido Humanista (Usera)