Laura P. del Nido.- Es aún común la creencia de que sólo tienen problemas de alcoholismo quienes se pasan el día en los bares y además tienen mucha tripa y la nariz un poco colorada, pero… ¿puede que no siempre sea así?  ¿puede tener problemas con la bebida una agradable ama de casa o un joven y exitoso profesional?

Según la encuesta sobre Alcohol y Drogas en Población General, llevada a cabo entre 2011 y 2012 por la Delegación del Gobierno del Plan Nacional sobre Drogas; un 51% de los encuestados expresó que desearía recibir más información sobre el tema a través de los medios de comunicación y un alto porcentaje (más del 80%) consideraba las actividades formativas, bien a través de las escuelas o de campañas publicitarias como una de las medidas más eficaces para resolver el problema de la drogadicción. Si  tú perteneces a ese 76,6 % de la población española que consume alcohol y alguna vez te has preguntado si la manera en la que bebes puede suponer un problema, esperamos que este artículo resuelva algunas de tus dudas.

Es aún común la creencia de que sólo tienen problemas de alcoholismo quienes se pasan el día en los bares y además tienen mucha tripa y la nariz un poco colorada, pero… ¿puede que no siempre sea así? ¿Puede tener problemas con la bebida una agradable ama de casa o un joven y exitoso profesional?

La pregunta que debemos hacernos no es si nos consideramos o no alcohólicos sino si la forma que tenemos de beber nos genera problemas. ¿Y qué tipo de problemas puede conllevar la bebida?

En primer lugar están los problemas de salud. El alcohol afecta a órganos como el hígado, el páncreas y también el cerebro (problemas de conducta, de memoria, de ánimo). Algunas alteraciones en los análisis pueden ponernos sobre aviso de que la cantidad que consumimos empieza a tener repercusiones.

Son frecuentes también los problemas familiares (gente que se pone agresiva cuando bebe… o que su patrón de consumo le impide desempeñar adecuadamente su papel de padre/madre/pareja), problemas laborales (errores, amonestaciones, despidos) o, por supuesto legales (multas, accidentes, consumo de otras drogas cuando se está intoxicado). Si la manera que tienes de beber, aunque no sea a diario, aunque no consideres que sean grandes cantidades, está afectando alguna de estas esferas; quizá sea el momento de plantearse si necesitas ayuda, especialmente si ya has intentado modificar la manera en la que el consumo repercute en tu vida pero no ha dado resultado.

Piensa ante todo que si la manera en la que tu cerebro responde a la bebida está ocasionando dificultades a ti o a los tuyos y sientes que no lo puedes controlar, tú no eres culpable y no deberías tener miedo a sentirte juzgado por pedir ayuda. Lo que sí  eres es responsable de poner todo de tu parte para que el alcohol no te impida jugar en tu vida el papel que deseas  y también eres capaz de tomar las medidas adecuadas para solucionar el problema.

¿Qué hacer si después de leer esto sientes que no te gustan las consecuencias que está teniendo en tu vida la bebida? A la hora de comenzar un tratamiento, se deben valorar primero las repercusiones que el alcohol ha podido tener en nuestro organismo y hay ocasiones en las que es peligroso interrumpir el consumo sin comenzar un tratamiento farmacológico.

Nuestro Médico de Atención Primaria puede ayudarnos a evaluar la situación, planificar el tratamiento y derivarnos al recurso que mejor se ajuste a nuestro perfil.