«Pues si esto está igual, ¿no?», se pregunta una mujer esta mañana al entrar a la estación de metro de Usera, una de las paradas del arco oeste que han permanecido cerradas desde mayo. Sin embargo, solo hay que fijarse un poco para percatarse de algunas novedades que prueban las acciones de los 2.000 operarios que estas semanas atrás han trabajado ininterrumpidamente, en turnos repartidos a lo largo de las veinticuatro horas del día. En los propios andenes, lo más llamativo son los pilotes de refuerzo que se han colocado bajo ellos, destinados a la futura instalación de puertas automáticas, una de las principales mejoras previstas en este proyecto de modernización.
El ambiente en la estación es de curiosidad. Los usuarios de la línea bajan las escaleras de la boca situada en Amparo Usera expectantes ante lo que puedan encontrarse. Sin embargo, en el trayecto hacia su convoy solo descubren la sustitución que se ha llevado a cabo de las máquinas expendedoras de billetes y abonos. Los vecinos de esta y otras paradas del arco oeste dicen así adiós al clásico modelo. «Algunos se hacen un poco de lío con las nuevas, pero en general parece que ha gustado el cambio», comenta un empleado de Metro Madrid.
La operación de transición, como ya adelantó Elisa Guzmán, responsable de Servicio de Superestructura de Vía de Metro, no es fácil, ya que supone la puesta en marcha y el cierre simultáneo de dos tramos de 16 estaciones. Era de esperar alguna incidencia, que en la mayoría de paradas tiene que ver con el funcionamiento de las escaleras mecánicas. Más de una se encuentra inoperativa en este regreso a la actividad, ensombreciendo la puesta en escena de las remozadas estaciones. «Es algo circunstancial, han pasado tiempo paradas y algunas necesitarán un vistazo. Pero esta misma semana todo funcionará con normalidad», explica el personal de Metro. (EPE.ES) (Leer más)
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