Cuando desenfunda su katana, Ramón Nogueras no deja títere con cabeza. Este psicólogo conductista, al que ustedes tal vez conozcan por su famosa charla ‘¿Por qué fracasan las parejas?’, ha emprendido una lucha contra las pseudoterapias que pueblan su campo de trabajo: el psicoanálisis, la gestalt, el coaching, las constelaciones familiares… no necesariamente por este orden.

En nuestra sociedad obsesionada con la felicidad, la psicología -o más bien, esa amalgama que se encierra bajo el paraguas del bienestar- se ha convertido en un coladero para vendedores de dicha. Según me cuenta Nogueras mientras desayunamos en el tórrido verano madrileño, “uno de los principios en los que se basan estas pseudoterapias es que todo el mundo está mal”. Entre las pseudoterapias está, por supuesto, el psicoanálisis, una disciplina que, aunque declinante, sigue teniendo cierto prestigio en algunos lugares. Ahora bien, es más fácil salir de las drogas duras que del psicoanálisis: “No existe una sola prueba diagnóstica, un test o similar en el psicoanálisis que diga “este señor está bien, no le pasa nada. Todo significa algo malo”, apunta Nogueras.

Ramón Nogueras participará el próximo 8 de septiembre en TEDxMadrid: Metamorfosis.

“El psicoanálisis no es un procedimiento contrastado. No lo ha sido en más de un siglo, y probablemente nunca lo sea. Sabemos a ciencia cierta que está basado en falsedades, en inventos de un tipo que quería mantener su medio de vida y su adicción a meterse cocaína. No hay ninguna razón válida para practicar psicoanálisis, como no la hay para la terapia gestalt, la bioneuroemoción, las constelaciones familiares o cualquier otra chorrada que pretenda meterse bajo el paraguas de la psicología”, escribe Nogueras en su blog, Sesgo de Confirmación.

¿Pero acaso el psicoanálisis no está en declive, mientras legiones de terapeutas gestálticos toman su lugar?, pregunto. “En España puede que sea marginal, pero en Francia o en Argentina el psicoanálisis sigue siendo el rey”, responde Nogueras. Y no sólo en Francia o en Argentina. En Barcelona, donde reside desde hace una década este granadino, “hay más de trescientos de estos charlatanes practicando esta pseudoterapia sin control alguno”, denuncia Ramón Nogueras. Barcelona es, efectivamente, el epicentro del psicoanálisis de España, algo así como nuestra Buenos Aires.

¿Qué práctica consideras más perniciosa, el psicoanálisis, la gestalt o el coaching?

“Todas son facetas de la misma mierda. Son todos igual de peligrosos, todos pueden aconsejar mal hasta el punto de causar daño a las personas. Un ‘coach’  que te dice que si estás mal es porque tu actitud no es suficientemente positiva lo que está haciendo es mentir a la persona y además estás demorando el tiempo que tarda esta persona en resolver ese problema. La terapia cognitiva tiene de media entre tres y cinco meses, ¿qué demonios haces yendo cinco años a un psicólogo?”

Fundada por Fritz Perls en California en los años 40, la terapia gestalt es una hija bastarda del psicoanálisis y, al igual que este, carece de estudios serios que confirmen su eficacia, según denuncia la asociación contra las terapias pseudocientíficas AEPETP. La gestalt ha conseguido en los últimos tiempos una fuerte penetración en los círculos de la ‘nueva era’, gracias en parte al carisma del chileno Claudio Naranjo, discípulo de Perls y refundador del movimiento.

“Los gestálticos, los psicoanalistas y toda esta gente viven de encontrar traumas. La patologización es condición necesaria porque, si no fuera así, ¿de qué vas a ir tú a hacer constelaciones? No, tú vas porque te convences a ti mismo de que estás jodido. Todo esto tiene como corolario conductas como intentar curarte el cáncer con homeopatía. En conclusión, vivimos más que nunca y con mayor calidad de vida que nunca en muchos aspectos, pero nunca hemos estado tan jodidos”, según Ramón Nogueras.

Lo cierto es que las consultas de los psicólogos (y de los psicoanalistas) están a rebosar, y es que no somos felices, por más libros de autoayuda que leamos. “A veces me viene gente a la consulta y me dicen: “Tengo un trastorno de ansiedad.” Y le contesto: No, lo que tienes es un jefe que es un hijo de puta. Yo lo que tengo que tener es un horario razonable y un sueldo digno. Ya verás como cuando tengas un horario y un sueldo en condiciones se te pasa la ansiedad. Como argumentaba recientemente un entrevistado en La Vanguardia, estamos yendo al psicólogo cuando lo que en realidad necesitamos es afiliarnos a un sindicato”.

“Una de las características que distingue a las pseudociencias es que opera con certidumbres. Cuando el psicoanalista te dice que fumas porque tienes una experiencia represiva en tu infancia. Después de ese “diagnóstico”, si dejas de fumar es porque la terapia funciona y si no dejas de fumar es porque no te lo has currado lo bastante”. En definitiva, la “terapia” nunca falla y, en caso de que lo haga, desplaza la responsabilidad al paciente. “Freud fue quien inventó el término de “paciente resistente”. No señor, no hay paciente resistente. Hay terapias mal hechas”, concluye este discípulo de Skinner.

El psicoanálisis, una terapia sin escapatoria

“El psicoanálisis en su inicio eran dos o tres sesiones a la semana durante años. Tú tienes a tu paciente tumbado en un diván y no abres la boca salvo para decir “ajá”, y luego te llevas el dinero crudo. ¿Nadie se da cuenta de que algo falla ahí?”.

“Por supuesto que escuchar es una parte importantísima del trabajo del psicólogo, pero sólo es una parte porque después de escuchar toca hacer. El psicólogo analiza tu conducta, ve qué estás haciendo mal y te ayuda a ir cambiando. Una terapia tiene que acabar, y tiene que acabar en un punto previsible: esto va a acabar en diez sesiones, y luego podrán ser ocho sesiones o doce, pero ha de tener un final previsible”. Algo complicado en una terapia que no contempla la curación del paciente: “No existe una sola prueba en el psicoanálisis que diga “este señor está bien”.”

¿Cómo nos podemos orientar en el laberinto de terapias y prácticas psicológicas disponibles? Nogueras defiende que “sólo hay una psicología, que es la que usa el método científico. Si no usa el método científico, no es psicología, del mismo modo que si no sigue el método científico no es química, sino alquimia”.

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